6 de Agosto, Santos Hermanos San Justo y Pastor

06.08.2017 08:54

Aparte de eruditos e historiadores locales, ¿quien sabe hoy que Huesca, su ciudad y sus instituciones civiles y militares resistieron durante casi un siglo las mayores presiones para que cediera los restos de los Santos Justo y Pastor que obraban desde los primeros años del siglo XVI en San Pedro el Viejo? ¿Alguien sabe que se ordenó ese traslado por parte de Carlos V y su hijo Felipe II, que se mandaron ladrones para hurtarlas ante la negativa de la ciudad, que se resistieron órdenes del Virrey de Aragón, del Arzobispo de Toledo y que incluso se dictó un Breve por parte del Papa de Roma concerniente al traslado de las reliquias de Huesca a Alcalá entonces "de San Justo"?

Reproducimos el artículo que año a año colgamos en esta web, como homenaje a Úrbez, que porteó las reliquias de estos santos durante toda su vida terrena, y homenaje también, para que no se olvide, a los oscenses de entonces, que lucharon por lo que creían justo, para vencer finalmente, ya que se trasladaron las reliquias que los oscenses consideraron oportunas.

 

Antes de la vorágine del 10 de agosto, pensemos, reflexionemos un poco. Pocos días antes del día de nuestro Lorenzo, no puede, no debe, pasar inadvertida la fecha del 6 de agosto...

6 de Agosto, esa es la fecha, hoy casi olvidada, antes muy celebrada, es el día de San Justo y Pastor, cuyas reliquias porteó en vida y hasta la muerte, y más allá de ella puesto que eligió ser inhumado junto a los santos mártires, nuestro santo Úrbez. Fuera de nuestras Diócesis en las que se le guarda culto (Jaca, Huesca y Barbastro), Úrbez es conocido como porteador de las reliquias de los citados santos de Complutum, la antigua Alcalá de Henares (durante siglos conocida como "de San Justo...).

Abajo: de arriba a abajo, capilla de los Santos Niños Justo y Pastor en San Pedro el Viejo, arriba se ve el lugar donde se guardan las arquetas.

Abajo: parte superior de la capilla citada en la foto anterior, donde se guardan bajo llave las arquetas de los restos de los santos.

Como homenaje, y como recordatorio de su festividad, tapada por el polvo de los siglos y por la expansiva y fortísima festividad cercana de San Lorenzo, plasmaremos aquí el capítulo que dedicamos en "...a pies descalzos", en el que analizamos, dentro de las polémicas doctrinales, las distintas visiones sobre el hecho de la traslación de las reliquias. Quien diría hoy que Huesca, el Concejo, la Catedral, pero sobre todo San Pedro el Viejo, se resistieron durante tres cuartos de siglo al poder de dos emperadores, un virrey y varios papas de Roma, se resistieron a que las reliquias de los santos niños volvieran a su Alcalá natal...

Abajo: dos cruces gemelas en Nocito, como dos almas gemelas descansaron aquí, en la ermita de San Úrbez, desde la muerte de éste allá en el 802 según la tradición, hasta el robo de las reliquias en 1.499, fecha en la que llegaron a Huesca, a San Pedro.

 

"Las reliquias de los santos Justo y Pastor: su traslación por Úrbez de Alcalá a Nocito

>Como hemos explicado en la narración tradicional de la vida de San Úrbez, sería el joven (en aquel momento) bordelés el que, al ser liberado, decidió ir a la antigua Complutum, al Campo Laudable, con la finalidad de agradecer a los santos niños su liberación, ya que atribuía ésta a su intervención e intercesión ante Dios, pero también con la intención, más o menos definida o no según autores, de sustraer los cuerpos de los santos a posibles irreverencias o sacrilegios de los musulmanes. Según el canónigo Ramírez, entabló relación con los cristianos del lugar, ganándose su confianza para que le abrieran su corazón y le mostraran el lugar donde guardaban los cuerpos de los santos niños mártires, “...en donde los habian puesto y ocultado; habiendolos, con Piedad y Celo Cristiano, sacado del sepulcro antiguo, en donde los tenian, antes que los Moros entrassen en España, y puesto, y ocultado alli, para que no fueran de los moros hallados y ultrajados.” (anotación 57). Sería una noche oscura en la que, dotándose de un zurrón (que en la imaginería tiene función doble, por un lado es uno de los atributos de pastor —que en parte de nuestra montaña recibe la denominación de mochila— y por otro representa cómo en todo momento, a partir de este punto de su vida, porteó encima los cuerpos de los santos niños), tomó los cuerpos y huyó de Alcalá: “salió Úrbez pobre, próspero y rico de Alcalá, con tan inestimables tesoros”57, andando por la noche y ocultándos por el día, hasta tomar un navío en lugar indefinido (¿mar Cantábrico?) y llegar a Burdeos sin más novedad.

Abajo: arqueta de San Justo. En la tapa, llaves de San Pedro como símbolo vaticano, y emblema de la ciudad de Huesca. En la caja, sello en plata de San Juste, cerradura y San Úrbez vigilante de la misma. Debajo, lo mismo con el arca de San Pastor, ésta abierta.

Fotografía de García Omedes  a través de Antonia Buisán, gracias a ambos.

>Esta visión ortodoxa plantea dudas a algunos autores, minoría, ya que no parece fácil que un joven (extranjero por más señas) llegara fácilmente de Galicia a Alcalá y pudiera tomar las reliquias de unos santos que, desde su martirio por Daciano en una fecha variable según autores (año 306 Alonso de Morales, año 296 el aragonés Andrés de Ustarroz), tenían una devoción tremenda en toda España y en el extranjero —sur de Francia y el Algarve en Portugal—, y muy concretamente en su patria Complutum (anotación 58) y por lo tanto no estarían tan descuidadas como para que Úrbez pudiera sacarlas de allí.

>Además, en los Breviarios comentados en el punto anterior y por supuesto en los textos medievales, no se menciona este nexo importante entre Úrbez y los santos niños, y por lo tanto no se nombra en ellos el carácter de porteador de los cuerpos durante la mayor parte de su vida y hasta ser enterrado con ellos a su muerte. Según Vázquez de Parga en su artículo citado en la anotación número 30, antes de Ambrosio de Morales y de Esteban de Garibay y Zamalloa no hay noticias escritas de que Úrbez hiciera esta traslación.

>Es Ambrosio de Morales, el gran cronista castellano y hagiógrafo de los santos Justo y Pastor, el que en varias de sus obras (anotación 59) explica cómo la tradición de la diócesis oscense, a la que invoca, indica claramente que San Úrbez llevó las reliquias; explica como para el año 840 está claro que en Alcalá no estaban, ya que San Eulogio, el luego Mártir de Córdoba, cursó visita a Alcalá y estuvo con Venerio (obispo entonces en Alcalá) y dentro de las actividades que realizaron no contemplaron la visita a los santos cuerpos, algo que sería imposible si estuvieran éstos en Alcalá.

>Por su parte, Esteban de Garibay (anotación 60) toma de referencia a Ambrosio de Morales en lo que concierne a los santos Justo y Pastor, hasta el extremo de reproducir el nombre que Morales dice que los aragoneses daban a Urbicio: Urbet, con “t”, error que transcribe literalmente Garibay (pero que el perspicaz Andrés de Ustarroz no deja pasar y corrige amistosamente en su obra citada en anotación número 59).

Abajo: detalle de San Úrbez en las arquetas de San Justo y San Pastor.

Fotografía de García Omedes  a través de Antonia Buisán, gracias a ambos.

 

>A nivel histórico, por otro lado, está perfectamente documentado en las numerosas historias de la Iglesia Católica española, y mencionado incluso por el canónigo Carreras o por el padre Aynsa (defensores de la digamos versión oscense), el movimiento general de figuras de Vírgenes, cuerpos santos, reliquias... hacia el norte hispánico bien con motivo de la pérdida de España bien posteriormente en sucesivos y alternativos momentos de intolerancia hacia los cristianos por parte de los dominadores musulmanes. El hallazgo de imágenes generalmente por pastores está marcado con fuego en la impronta del cristianismo al menos desde la Legenda Aurea de Jacobo Vorágine, en los inicios del siglo XIII.

>Como figura importante del momento, que defendió con argumentos objetivos la dificultad de ese traslado por parte de Úrbez, destaca el padre Flórez (anotación 61), intelectual de primera fila. Flórez defendió que no era posible ni factible que Úrbez hubiera hecho el traslado, por todos los motivos explicados en los párrafos anteriores, y que serían fieles de Complutum los que habrían subido las reliquias hacia el norte. Especialmente insiste en que no hay tradición escrita antigua, y que los Breviarios de Huesca nada dicen al respecto. También indica la imposibilidad física de llevarse dos urnas (a esto último indica claramente el canónigo Ramírez que aderezó un zurrón para ello, por lo que no movió urna alguna).

Abajo: detalle del sello de plata con las armas vaticanas, la imagen del santo con la palma de martirio y el caballo con jinete como símbolo de la ciudad de Huesca. Debajo, lo mismo de San Pastor.

Fotografía de García Omedes  a través de Antonia Buisán, gracias a ambos.

>Es muy importante precisar que el padre Flórez niega la traslación por Úrbez, no que las reliquias que hasta 1499 durmieron en la ermita de la Virgen al lado del santuario de Nocito no fueran las de los santos niños, algo que no negó en ningún momento ninguna autoridad de la época.

>José María Campo Bernardos indica otra posibilidad, y es que a la liberación de Úrbez en Galicia, lugar al que en tiempos de Abderramán I los cristianos de Complutum habrían llevado los cuerpos santos, el bordelés tomara los cuerpos de acuerdo con los mozárabes alcalaínos y los llevara a su patria, donde consta eran muy venerados, para salvarlos de ultrajes. Es otra teoría.

>El padre Huesca, gran sabio y erudito oscense, en su obra repetidamente citada publicada en Pamplona en 1796 Theatro Histórico... defiende ágilmente la tradición de San Úrbez como porteador de las reliquias basándose en los textos del XVI que ya lo recogen y en la tradición de Huesca y Jaca, y recordemos que el padre Huesca no era un defensor a ultranza de nada, sino un erudito e investigador (ya vimos como negaba haber sido Úrbez sacerdote explicando que no había tradición de ello). Además, si bien el breviario del obispo Pedro Agustín, editado en 1547, no recoge la traslación, este mismo obispo certificó la autenticidad de las reliquias que el 4 de enero de 1569 salieron de San Pedro el Viejo en dirección a El Escorial a petición del Rey Prudente.

Abajo: caxicos gemelos de Lorente de Laguarta, hermanos como los hermanos alcalaínos.

>Sin embargo, sí hay constancia histórica de un hecho: que sería Ramiro II El Monje el que enviaría, en el siglo XII, a la catedral de Narbona, donde se encuentran, unas reliquias de los santos Justo y Pastor (probablemente la cabeza del primero y poco más). Obviamente este envío tendría origen en los dominios del Rey (el reino de Aragón de entonces) durante sus tres años de reinado, por lo que la lógica indica que estarían en Nocito (estas reliquias serían luego robadas y llegarían a Huesca en 1499, como se verá): así, tenemos en el siglo XII en Nocito unas reliquias que ya entonces se tenían por auténticas de los santos hermanos, y que obviamente respaldan la tradición de que estarían allí gracias a la traslación de Úrbez. Esta mención es importante ya que es un hecho histórico y comprobado, el hecho de que de Nocito en el XII salen a Narbona reliquias de los santos hermanos.

>La figura de los santos niños es muy importante para la de San Úrbez; como venimos haciendo, reflejamos en estas líneas las distintas opiniones de los “anticuarios”, pero es más poderosa la importante tradición popular (que desde antiguo refleja la primera traslación por parte de San Úrbez) como generatriz del fenómeno romero. Durante su vida y tras su muerte, la figura doble de los santos niños siempre acompañó y acompañará al santo pastor; muchos de los investigadores de primera fila que le dedicaron atención, lo hicieron por su papel en dos santos de primera línea como eran los hermanos maltratados por Daciano.

Abajo: restos de las reliquias de San Pastor.  

Fotografía de García Omedes  a través de Antonia Buisán, gracias a ambos.

NOTAS:

    57. Carreras Ramirez y Orta, op. cit. en anotación número 3, 1702, pág. XXXVIII y siguiente.

    58. Los cuerpos de los santos, tras ser degollados por Daciano, fueron resguardados en una capilla, pero las persecuciones continuaron, el pequeño templo se arruinó, y se perdió la memoria de su lugar, que era también el lugar del martirio de los hermanos, quedando pues en paradero desconocido; sería en el 404 (407 según Ambrosio de Morales), un siglo después de su martirio, cuando el arzobispo (noveno de Toledo) Asturio, gran devoto de los santos hermanos, halló los restos y levantó una basílica en aquel lugar, que era objeto de veneración de los fieles. Este sería el sepulcro que menciona Ramírez que había quedado vacío al sacar los cuerpos y esconderlos para hurtarlos de ultrajes de moros.

    59. “Coronica General de España”, Ambrosio de Morales, varios tomos (el que nos ocupa es el V), continuando la obra del historiador Florián de Ocampo; esta obra, que le ocupó gran parte de su vida en la segunda mitad del siglo XVI, es la producción más conocida de Morales. Más específica para nuestro tema es otra obra, la mencionada en la anotación número 42, encargada directamente por el Rey Prudente para conmemorar la traslación de 1568 de Huesca a Alcalá de parte de las reliquias; será en esta obra donde Ambrosio de Morales, como experto “anticuario”, recogerá la vida y traslaciones de los santos de su ciudad de acogida, y cuyo título completo reproducimos de nuevo por un motivo, a pesar de encontrarse en la citada anotación número 42: “La vida, el martirio, la invención, las grandezas y las traslaciones de los gloriosos mártires San Justo y San Pastor, y el solemne triunfo con que fueron recibidas sus reliquias en Alcalá de Henares en su postrera traslación”, Alcalá 1568. Sin duda es obra de referencia (no la más completa) para los santos niños, obra que no solo recoge la vida de los santos sino, como deja intuir el título (entiéndase en la época el uso del vocablo “invención” como “hallazgo”), es publicada como colofón a un tira y afloja de casi un siglo entre Alcalá y Nocito-Huesca (que se narra en otro punto de presente obra), cuando en 1568 llegan algunas de las reliquias (las que Huesca optó por ceder) a Alcalá, con enorme boato y fiesta. Con mucho respeto hacia Morales, pero inflexible y certero en sus apreciaciones, el punto de vista aragonés lo dará el zaragozano Juan Francisco Andrés de Ustarroz en su excelente “Monumento de los santos martyres Justo y Pastor en la ciudad de Huesca con las antiguedades que se hallaron fabricando una capilla para trasladar sus santos cuerpos”, Huesca, imprenta de Juan Nogués, 1644, editado un facsímil en 2005 por el Instituto de Estudios Altoaragoneses con interesantísmo prólogo de Fermín Gil y Claude Chauchadis; el “Monumento...” es una obra muy útil, y que mezcla fuentes fiables, noticias de primera mano, respeto, y afán arqueológico, ya que se describen minuciosamente los contenidos de las reliquias, todo ello desde el punto de vista de una ciudad, Huesca, que no había cedido los cuerpos santos, como pretendía Alcalá, sino una pequeña parte de ellos y siempre la que la ciudad del Isuela quiso ceder, después de fuertes presiones de imponentes figuras como el Arzobispo de Toledo, el Virrey de Aragón, el Papa y Felipe II, nada más y nada menos, además de recoger noticia de una traslación que invalida (a posteriori) el título de la obra de Morales en lo que concierne a “postrera traslación”, esto es, el envío a petición de Felipe II de unas reliquias directamente de Huesca a El Escorial posteriormente a la traslación de Alcalá, y que narra

Andrés como medio de demostrar donde estaban y seguían estando los santos Cuerpos (en Huesca).

    60. “Los Quarenta libros del Compendio Historial de las Crónicas y Universal Historia de los todos los Reynos de España...”, Esteban Garibay y Zamalloa, Barcelona, Sebastián de Cormellas, 1628. Página 220 del Tomo I. A Esteban Garibay le dedicaremos alguna atención en el apartado “San Úrbez a través de los textos”.

    61. “España Sagrada. Theatro Geográphico-Histórico de la Iglesia de España, origen, divisiones y límites de todas sus Provincias...”, padre Henrique Florez, Doctor y Catedrático en Teología en la Universidad de Alcalá, era padre agustino. Madrid, Imprenta de Antonio Marín, 1751."